Cómo suprimir las preocupaciones y disfrutar de la vida

He aprendido en la gran Universidad del Sufrimiento una filosofía que ninguna mujer que haya tenido una vida fácil puede adquirir. He aprendido a vivir cada día según venga y a no añadir conflictos con el temor del mañana. Es la sombría amenaza de esa imagen lo que nos hace cobardes. Expulso ese temor de mí, porque la experiencia me ha enseñado que cuando llegue el momento que tanto temo se me darán la fuerza y el buen juicio necesarios para hacerle frente. Los contratiempos ya no pueden afectarme. Cuando hemos visto que todo el edificio de la felicidad se desploma en ruinas en torno a nosotros, ya no nos importa que una sirvienta se olvide de poner las servilletas en la mesa o que el cocinero derrame la sopa.

He aprendido a no esperar demasiado de los demás y así puedo disfrutar con el amigo que no me es del todo fiel o con el simple conocido que murmura a mis espaldas. Y sobre todo he adquirido el sentido del humor, porque eran demasiadas las cosas ante las cuales no podía sino reír o llorar. Y cuando una mujer puede tomar a broma sus problemas en lugar de ponerse histérica, ya no hay nada que pueda hacerle mucho daño. No lamento las penurias que he sufrido, porque a través de ellas he vivido plenamente cada momento de mi vida. Y valía la pena el precio que he pagado.

Dorothy Dix superó las preocupaciones viviendo en "compartimientos estancos ".

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