Cómo suprimir las preocupaciones y disfrutar de la vida

Rockefeller era feliz. Había cambiado tan completamente que no se preocupaba en absoluto. En realidad, se negó a perder una noche de sueño cuando fue obligado a aceptar la mayor derrota de su carrera.

Esta derrota se produjo cuando la empresa que había edificado, la enorme Standard Oil, fue condenada a pa-gar "la más cuantiosa multa de la historia". Según el Gobierno de los Estados Unidos, la Standard Oil era un monopolio que violaba directamente las leyes antimonopolistas. La batalla duró cinco años. Los mejores cerebros jurídicos del país libraron una lucha interminable en lo que fue entonces el juicio contencioso más prolongado de todos los tiempos. Pero la Standard Oil perdió.

Cuando el magistrado Kenesaw Mountain Landis dictó su sentencia, los abogados de la defensa temieron que John D. Rockefeller soportara el golpe muy mal. Pero ignoraban por completo lo mucho que John D. Rockefeller había cambiado.

Aquella noche uno de los abogados llamó por teléfono a su patrocinado. Le explicó la sentencia con todos los miramientos posibles y, seguidamente, dijo con prevención:

—Espero que esta sentencia no lo afecte, señor Rockefeller. Confío en que dormirá usted bien esta noche... ¿Y el viejo John D.? Con su voz cascada contestó desde el otro extremo de la línea:

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