Cómo suprimir las preocupaciones y disfrutar de la vida

Pero ahora, cuando me descubro preocupándome por algo, me detengo de inmediato y comienzo a aplicar alguno de los principios que he aprendido estudiando este libro. Si siento la tentación de angustiarme por algo que debe ser hecho hoy, lo hago de inmediato para expulsarlo de mi mente.

Cuando me veo ante la clase de problemas que solían llevarme al borde de la locura, con toda calma procuro aplicar la técnica de tres pasos descrita en el Capítulo 2 de la Primera Parte. Primero: me pregunto qué es lo peor que puede ocurrir. Segundo: trato de aceptarlo mentalmente. Tercero: me concentro en el problema y analizo cómo puedo mejorar lo peor que ya estoy dispuesta a aceptar... si es que debo hacerlo.

Cuando me descubro preocupada por algo que no puedo modificar —y que no deseo aceptar— me detengo y repito esta plegaria:

Dios, dame la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el coraje para cambiar las cosas que puedo alterar, y la sabiduría para discernir la diferencia.


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