"Pero, gracias a Dios, me quedaba un hijo, un niño de cuatro años. Es quien me dio la solución de mi problema. Una tarde, mientras me compadecÃa sentado en una butaca, el niño me pidió: ' Papá: ¿quieres construirme una barca?' No tenia gana alguna de construir una barca; en realidad, no tenia ganas de nada. Pero mi hijo es muy tenaz... Y finalmente cedÃ.
"Construir aquel juguete me llevó tres horas. Pero cuando terminé el trabajo comprendà que aquellas tres horas empleadas en construir la barca habÃan sido las primeras de descanso y paz mentales que habÃa tenido durante meses.
"Este descubrimiento me sacó de mi letargo y me hizo pensar un poco; en realidad, era mi primera meditación seria desde hacÃa meses. Comprendà que es difÃcil preocuparse mientras se está haciendo algo que exige planes y meditación. En mi caso, construir la barca habÃa eliminado la preocupación. Por eso decidà mantenerme ocupado.
"A la noche siguiente fui de habitación en habitación por mi casa, formando una lista de cosas que habÃa que hacer. HabÃa infinidad de objetos que necesitaban reparación, estantes de libros, escalones, persianas, manijas, cerraduras, canillas. Aunque parezca asombroso, hice en dos semanas una lista de 242 objetos que necesitaban atención.