El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha

-Y ¿tiénesla todavía en la memoria, Sancho? -dijo don Quijote.

-No, señor -respondió Sancho-, porque después que la di, como vi que no había de ser de más provecho, di en olvidalla. Y si algo se me acuerda, es aquello del sobajada, digo, del soberana señora, y lo último: Vuestro hasta la muerte, el Caballero de la Triste Figura. Y, en medio destas dos cosas, le puse más de trecientas almas, y vidas, y ojos míos.












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