El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha

Capítulo 40 Donde se prosigue la historia del cautivo

Soneto

Almas dichosas que del mortal velo libres y esentas, por el bien que obrastes, desde la baja tierra os levantastes a lo más alto y lo mejor del cielo,

y, ardiendo en ira y en honroso celo, de los cuerpos la fuerza ejercitastes, que en propia y sangre ajena colorastes el mar vecino y arenoso suelo;

primero que el valor faltó la vida en los cansados brazos, que, muriendo, con ser vencidos, llevan la vitoria.

Y esta vuestra mortal, triste caída entre el muro y el hierro, os va adquiriendo fama que el mundo os da, y el cielo gloria.

-Desa mesma manera le sé yo -dijo el cautivo.

-Pues el del fuerte, si mal no me acuerdo -dijo el caballero-, dice así:

 

Soneto

 

De entre esta tierra estéril, derribada, destos terrones por el suelo echados, las almas santas de tres mil soldados subieron vivas a mejor morada,

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