El último de los Mohicanos

Capítulo XV

Entonces entremos conozcamos su propuesta;

La cual puedo ya adivinar con precisión,

Antes de que el francés diga una sola palabra

Enrique V.

Pasaron unos días de privaciones, alborotos y peligros; todo ello propio de una situación de asedio, siendo las presiones del enemigo tan vigorosas que Munro apenas podía resistir sus avances. Daba la sensación de que Webb y su ejército, posiblemente languideciendo a orillas del Hudson, se habían olvidado por completo de los apuros en los que se encontraban sus compatriotas. Montcalm había sembrado los bosques del porteo con sus salvajes, cuyos gritos podían oírse hasta en el campamento británico, haciendo temblar incluso los corazones de aquellos que estaban ya bastante acostumbrados al peligro.


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