Robinson Crusoe

14. Un español y algunos ingleses

Mi isla estaba ahora poblada y, de pronto, me encontré rodeado de muchos súbditos; frecuentemente afirmaba yo en broma que de veras parecía un rey. Ante todo, la tierra era de mi absoluta propiedad, lo cual me aseguraba un indiscutible derecho de dominio. Segundo, mi pueblo estaba formado por sumisos vasallos, de los cuales era señor y juez; todos me debían la vida, y estaban dispuestos a entregarla por mí si la ocasión se presentaba. Lo más digno de notarse era que mis tres súbditos pertenecían a religiones distintas. Mi criado Viernes era protestante; su padre, pagano y caníbal, y el español, católico. Dicho sea de paso, yo había asegurado la libertad de conciencia en todos mis dominios.









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