Oliver Twist

Capítulo XXXVIII

Hace historia de lo que pasó entre el matrimonio Blumble y Monks en la entrevista nocturna

Era una noche de verano calurosa, obscura, nublada. Las nubes, que durante el día habían amenazado tormenta, esparcidas por el cielo en forma de espesas y pesadas masas de vapor, enviaban a la tierra resecada anchas gotas de agua que parecían presagio de una tormenta deshecha. No convidaba a pasear la noche; pero, esto no obstante, el matrimonio Bumble se había lanzado a la calle y se dirigía, después de dejar la calle principal de la población, hacia un caserío ruinoso, distante sobre milla y media del núcleo de aquélla, emplazado en un terreno pantanoso y malsano, a orilla del río.

Ambos vestían trajes muy usados y deteriorados que quizá obedecían al objetivo doble de defenderse contra la lluvia y de burlar la observación de que pudieran hacerles objeto. Llevaba el marido una linterna, de la que no salía un solo hilo de luz, y caminaba delante, sin duda para preparar el camino a su mujer, pues, como más que camino, parecía lodazal inmundo, no dejaba de ser una ventaja poder sentar sus pies sobre las anchas pisadas que aquél iba dejando. Caminaban sin pronunciar palabra. De tanto en tanto moderaba el paso el señor Bumble y volvía la cabeza para asegurarse de que su cara mitad le seguía, y al ver que la llevaba pegada a los talones, aumentaba la velocidad de la marcha. Ambos se aproximaban por momentos al término de su expedición.

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