Oliver Twist

Tambaleóse la joven y cayó desplomada en tierra, cegada por la sangre que en abundancia brotaba de una herida terrible que los golpes habían abierto en su frente. Pudo incorporarse, sin embargo, y ponerse de rodillas gracias a un esfuerzo sobrehumano, y entonces, sacando del seno un pañuelo blanco, que le había dado Rosa Maylie, y elevándolo al cielo entre sus manos cruzadas, murmuró una plegaria impetrando la misericordia de Dios.

La escena era espantosa. El asesino se acercó a la pared con paso vacilante, agarró una tranca, y volviendo la cabeza a fin de no ver a su víctima, la remató a trancazos.










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