Oliver Twist

Los guardianes obligaron al judío a retroceder hasta el banco. Con tan furiosa desesperación se resistió el reo, tales gritos dio, que atravesaron los macizos paredones y llegaron hasta el patio.

Brownlow y Oliver salieron de la cárcel. Faltó poco para que la espantosa escena que acababan de presenciar rindiera desmayado al muchacho, quien en más de una hora apenas si, ayudado por su acompañante, pudo dar muy contados pasos.

Cuando salían de la cárcel alboreaba el día. Inmensas muchedumbres llenaban las calles; las ventanas estaban atestadas de curiosos, que entretenían el tiempo fumando y riendo. Era un cuadro lleno de vida y de animación, un cuadro alegre y de brillante colorido… si en el centro no se hubieran alzado algunos objetos siniestros… Un tablado negro… un madero, una cuerda… con todos los demás accesorios terribles de las ejecuciones.





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