Tiempos difíciles

CAPITULO III

DECISIÓN TERMINANTE 

La infatigable señora Sparsit, con un violento catarro encima, con la voz reducida a un cuchicheo y la majestuosa armazón de su cuerpo tan sacudida por constantes estornudos que parecía en peligro de desmembramiento, dio caza sin cesar a su protector, hasta que lo encontró en la capital; y allí, cayendo majestuosamente sobre él en su hotel de Saint James Street, hizo estallar todos los explosivos de que venía cargada y reventó. Después de cumplida su misión con infinito placer, aquella mujer de tan alta inteligencia se desmayó, agarrada al cuello de la chaqueta del señor Bounderby.

Lo primero que hizo el señor Bounderby fue quitarse de encima a la señora Sparsit, dejándola que pasase como pudiese en el suelo por las distintas etapas de su dolor. Luego recurrió a poderosos reactivos, tales como el retorcerle los pulgares, darle fuertes golpes en las manos, rociarle la cara con abundancia y meterle sal en la boca. Una vez que estas atenciones la hicieron volver en sí - lo que tuvo lugar rápidamente -, la metió aprisa y corriendo en un tren rápido, sin ofrecerle ningún refrigerio, y se la llevó a Coketown más muerta que viva.

eXTReMe Tracker