El eterno marido
El eterno marido La mujer, el marido y el amante
Veltchaninov durmió con sueño pesado, y no se despertó hasta las nueve y media. Levantóse entonces, se sentó sobre la cama, y se puso a pensar en la muerte de «aquella mujer».
La impresión que había sufrido a la noticia de aquella muerte tenía algo de confuso y doloroso. Había dominado su agitación delante de Pavel Pavlovich; pero ahora, que estaba solo, todo aquel pasado de hacía nueve años revivió súbitamente ante él con una claridad perfecta.
