La Dama de las Camelias

Capítulo XVII

Al día siguiente Marguerite me despidió temprano, diciéndome que el duque iba a venir a primera hora y prometiéndome escribirme en cuanto se fuera, para darme la cita de cada noche. En efecto, durante el día recibí estas cuatro letras:

Me voy a Bougival con el duque; vaya a casa de Prudence esta noche a las ocho.

A la hora indicada Marguerite estaba de vuelta y venía a reunirse conmigo en casa de la señora Duvernoy.

—Bueno, pues ya está todo arreglado —dijo al entrar.

—¿Ha alquilado la casa? —preguntó Prudence.

—Sí; ha accedido enseguida.

No conocía al duque, pero me daba vergüenza engañarlo de aquella manera.

—¡Y eso no es todo! —prosiguió Marguerite.

—¿Qué más hay?

—Me he preocupado del alojamiento de Armand.

—¿En la misma casa? —preguntó Prudence riendo.

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