No tenÃa mujer ni rancho
Y a más, era resertor;
No tenÃa una prenda güena
Ni un peso en el tirador
A mis hijos infelices
Pensé volverlos a hallar,
Y andaba de un lao al otro
Sin tener ni que pitar.
Supe una vez por desgracia
Que habia un baile por allÃ,
Y medio desesperao
A ver la milonga fuÃ.
Riunidos al pericón
Tantos amigos hallé,
Que alegre de verme entre ellos
Esa noche me apedé.
Como nunca, en la ocasión
Por peliar me dió la tranca.
Y la emprendà con un negro
Que trujo una negra en ancas.
Al ver llegar la morena,