Que lo largue culebriando
Lo mesmo que buscapié.
Le coloriaron las motas
Con la sangre de la herida,
Y volvió a venir jurioso
Como una tigra parida.
Y ya me hizo relumbrar
Por los ojos el chchillo,
Alcanzando con la punta
A cortarme en un carrillo.
Me hirvió la sangre en las venas Y me le afirmé al moreno,
Dándole de punta y hacha
Pa dejar un diablo menos.
Por fin en una topada
En el cuchillo lo alcé,
Y como un saco de güesos
Contra un cerco lo largué.
Tiró unas cuantas patadas
Y ya cantó pal carnero:
Nunca me puedo olvidar
De la agonÃa de aquel negro.