Yo tengo otros pareceres,
Y en esa conduta vivo:
Que no debe un gaucho altivo
Peliar entre las mujeres.
Y al campo me iba solito,
Más matrero que el venao,
Como perro abandonao
A buscar una tapera,
O en alguna vizcachera
Pasar la noche tirao.
Sin punto ni rumbo fijo
En aquella inmensidá,
Entre tanta escuridá
Anda el gaucho como duende;
Alli jamás lo sorpriende
Dormido, la autoridá.
Su esperanza es el coraje,
Su guardia es la precaución,
Su pingo es la salvación,
Y pasa uno en su desvelo,
Sin más amparo que el cielo
Ni otro amigo que el facón.
Ansà me hallaba una noche