Por suerte en aquel momento
VenÃa coloriando el alba
Y yo dije: -Si me salva
La Virgen en este apuro,
En adelante le juro
Ser más güeno que una malva-.
Pegué un brinco y entre todos
Sin miedo me entreveré;
Hecho ovillo me quedé
Y ya me cargo una yunta,
Y por el suelo la punta
De mi facón les jugué.
El más engolosinao
Se me apió con un hachazo;
Se lo quité con el brazo;
De no, me mata los piojos;
Y antes de uqe diera un paso
Le eché tierra en los dos ojos.
Y mientras se sacudiá
Refregándose la vista,
Yo me le fuà como lista
Y ahi no más me le afirmé,
Diciéndole: -Dios te asista-,
Y de un revés lo voltié.