Los trabajos y los días

Otra época para navegar los hombres es la primavera : cuando, por primera vez, se muestran al hombre, en lo más alto de la higuera, hojas tan grandes como la huella que hizo la corneja que en ella se posó, entonces es asequible la mar (241). Tal es el tiempo de navegar en primavera; no seré yo quien lo elogie: a mi corazón no le resulta grato, por inseguro (242): llegado el caso, difícilmente evitarías la ruina; aun así, los hombres lo hacen, movidos por los desvarios de su mente. El dinero supone la vida para los viles mortales (243).

Terrible es morir entre las olas (244). Ea, te mando meditar todo esto en tus mientes, como te digo. No pongas tu caudal entero en la nave cóncava; deja en tierra la parte mayor, y embarca la menor. Terrible es dar con la ruina entre las olas del mar. Como es lamentable que —por echar sobre el carro un peso excesivo, acabes rompiendo el eje y perdiendo la carga (245). Guarda la norma: la sazón es, en todo, lo más conveniente (246).

IV. LA MORAL Y LOS DÍAS

1. ESPOSA Y AMIGOS

Cuando estés en edad oportuna, llévate mujer a tu casa: no faltándote mucho para los treinta años, ni sobrepasándolos excesivamente. El matrimonio es propicio entonces. La mujer, sea cuatro años púber, y, al quinto, que se case (247).

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