Los Miserables - Parte 3

Capítulo 4 Algún amorcillo

El señor Gillenormand tenía un sobrino, el teniente Teódulo Gillenormand, que los visitaba en París en tan raras ocasiones que Marius nunca había llegado a conocerlo.

Teódulo era el favorito de la tía Gillenormand, que tal vez lo prefería porque no lo veía casi nunca. No ver a las personas es cosa que permite suponer en ellas todas las perfecciones.

Una mañana, la señorita Gillenormand mayor estaba bordando en su cuarto y pensando con curiosidad en las ausencias de Marius. Este acababa de pedir permiso al abuelo para hacer un corto viaje, y saldría esa misma tarde. De pronto se abrió la puerta; levantó la mirada y vio al teniente Teódulo ante ella haciéndole el saludo militar. Dio un grito de alegría. Una mujer puede ser vieja, mojigata, devota, tía, pero siempre se alegra al ver entrar en su cuarto a un gallardo oficial de lanceros.

- ¡Tú aquí, Teódulo! -exclamó.

- ¡De paso no más, tía! Parto esta tarde. Cambiamos de guarnición y para ir a la nueva tenemos que pasar por París, y me he dicho: Voy a ver a mi tía.

- Pues aquí tienes por la molestia.

Y le puso diez luises en la mano.

- Por el placer querréis decir, querida tía.

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