Los Miserables - Parte 3

Capítulo 4 La pobreza es buena vecina de la miseria

A Marius le gustaba aquel anciano cándido que caía lentamente en una indigencia que lo asombraba sin entristecerlo todavía. Marius se encontraba con Courfeyrac y buscaba al señor Mabeuf, claro que sólo unas dos veces al mes a lo sumo.

Marius se inclinaba demasiado hacia la meditación y descuidaba el trabajo; pasaba días enteros dedicado a vagar y a soñar. Decidió hacer el mínimo posible de trabajo material para dejar mayor tiempo a la contemplación. Su máximo placer era hacer largos paseos por el Campo de Marte o por las avenidas menos frecuentadas del Luxemburgo. Los transeúntes lo miraban con sorpresa y desconfiaban de él por su aspecto. Pero era sólo un joven pobre que soñaba sin motivo alguno.

En uno de esos paseos descubrió el caserón Gorbeau, y su aislamiento y el bajo alquiler lo tentaron. Allí se instaló; lo conocían por el señor Marius.

Sus pasiones políticas se habían desvanecido; la revolución de 1830 las había calmado. A decir verdad, ahora no tenía opiniones, sino más bien simpatías. ¿De qué partido estaba? Del partido de la humanidad. Dentro de la humanidad, Francia; dentro de Francia elegía al pueblo; en el pueblo, elegía a la mujer.

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