Los Miserables - Parte 1

- Y luego, cuando un rayo de sol penetra en el edificio, el jardín es muy pequeño para los convalecientes.

- También me lo había figurado.

- En tiempo de epidemia, este año hemos tenido el tifus, se juntan tantos enfermos; más de ciento, que no sabemos qué hacer.

- Ya se me había ocurrido esa idea.

- ¡Qué queréis, monseñor! -dijo el director-: es menester resignarse.

Esta conversación se mantenía en el comedor del piso bajo.

El obispo calló un momento; luego, volviéndose súbitamente hacia el director del hospital, preguntó:

- ¿Cuántas camas creéis que podrán caber en esta sala?

- ¿En el comedor de Su Ilustrísima? -exclamó el director estupefacto.

El obispo recorría la sala con la vista, y parecía que sus ojos tomaban medidas y hacían cálculos.

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