El salón de los TESMAN. Las cortinas de la antesala están corridas. Igual las de la cristalera. La lámpara, con pantalla, arde rebajada sobre la mesa. En la estufa, cuya puerta está abierta, ha habido fuego, ahora casi apagado.
La SEÑORA ELVSTED, envuelta en un gran chal y con los pies sobre un escabel, está sentada junto a la estufa, recostada en un sillón. HEDDA duerme sobre el sofá tapada con una manta.
SEÑORA ELVSTED (Tras una pausa, se incorpora rápidamente y escucha con impaciencia. Después vuelve a hundirse en el sillón y suspira.)
¡Aún no!… Dios mío, Dios mío… ¡Aún no!
(BERTA entra cautelosamente del vestíbulo. Lleva una carta en la mano.)
SEÑORA ELVSTED (Se vuelve y susurra ansiosamente.)
¿Qué?… ¿Ha venido alguien?
BERTA (En voz baja.)
Sí, acaba de llegar una muchacha con esta carta.
SEÑORA ELVSTED (Rápida, alargando la mano.)
¡Una carta! ¡Démela!
BERTA
No, es para el doctor, señora.
SEÑORA ELVSTED
Ah, ya.
BERTA