El Proceso

K hizo salir a los empleados del despacho con instrucciones de que no dejaran pasar a nadie.

¿Qué ha llegado a mis oídos, Josef? exclamó el tío en cuanto se quedaron solos. A continuación, se sentó sobre la mesa y, sin verlos, puso varios papeles debajo para sentarse con más comodidad.

K no respondió: sabía lo que vendría a continuación, pero, repentinamente relajado al dejar el fatigoso trabajo, se apoderó de él una agradable lasitud, por lo que se limitó a mirar por la ventana hacia la calle de enfrente, de la que desde su sitio sólo se podía ver una pequeña esquina, la pared desnuda de una casa entre dos escaparates de tiendas.

¡Y te dedicas a mirar por la ventana! exclamó el tío alzando los brazos. ¡Por amor al Cielo, Josef ¡Respóndeme! ¿Es verdad? ¿Puede ser verdad?

Querido tío dijo K, y salió de su ensimismamiento, no sé qué quieres de mí.

Josef dijo el tío advirtiéndole, siempre has dicho la verdad, por lo que sé. ¿Acaso tengo que tomar tus últimas palabras como un mal signo?

Supongo lo que quieres dijo K sumiso. Probablemente has oído hablar de mi proceso.

Así es respondió el tío, asintiendo con la cabeza lentamente, he tenido noticia de tu proceso.

¿Quién te lo ha dicho? preguntó K.

eXTReMe Tracker