El Proceso

«( …) Seguir trabajando como sea. Triste de que hoy no sea posible, pues estoy cansado y padezco dolores de cabeza, ya los tuve por la mañana, como una premonición, en la oficina. Seguir trabajando como sea, tiene que ser posible a pesar del insomnio y de la oficina» (2 de diciembre de 1914).

«Ayer, y por primera vez desde hace mucho tiempo, con la capacidad para realizar un buen trabajo. Sin embargo, sólo he escrito la primera página del capítulo de la madre. Puesto que no había dormido en dos noches, padecí ya desde por la mañana dolores de cabeza y tenía demasiado miedo al día siguiente. Otra vez he comprobado que todo lo escrito fragmentariamente y no a lo largo de la mayor parte de la noche (o durante toda ella) es de escaso valor y que estoy condenado a esa calidad inferior debido a mis condiciones de vida» (8 de diciembre de 1914).

«En vez de trabajar (sólo he escrito una página exégesis de la leyenda), he leído los capítulos concluidos y los he encontrado en parte buenos. Siempre con la conciencia de que tendré que pagar todo sentimiento de satisfacción o de felicidad, como el que por ejemplo tengo frente a la leyenda, y, además, para no disfrutar jamás de descanso, lo tendré que pagar con posterioridad» (13 de diciembre de 1914).

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