«También se lo he leÃdo a ella (Felice), las frases irrumpÃan repugnantes y confusas, ninguna conexión con la oyente, que yacÃa en el canapé con los ojos cerrados y muda. Una tibia solicitud para llevarse el manuscrito y copiarlo. Gran atención a la historia del centinela y buena observación. En ese momento comprendà la importancia de la historia, también ella la comprendió correctamente, luego hicimos algunos burdos comentarios acerca de ella, yo comencé» (24 de enero de 1915)