Crítica de la Razón Práctica

A mi modo de ver, este pasaje se comenta por sí solo. No es la única vez en que Kant parece querer persuadirse ante todo a sí mismo y, de paso, a sus lectores. En la Analítica, por ejemplo, insistirá en que dentro de la razón práctica se da una «total analogía con la teórica, sólo que siguiendo un orden inverso» (A 161), al ir la «Lógica transcendental» por delante de la «Estética», «si se me permite —apostilla él mismo— utilizar estas denominaciones que resultan inadecuadas aquí sólo en aras de semejante analogía» (A 161). Con todo, no deja de reconocer que, junto al descubrimiento de notables analogías entre los usos téorico y práctico de la razón, también se detectan diferencias no menos notables, dado que, mientras en el primer caso podían tomarse prestados de las ciencias algunos ejemplos, en el segundo no cabía hacer otro tanto (cf. A 162-163). Aunque, pese a todo, Kant no deja de intentarlo, empeñado como está en aplicar un método científico también al terreno de la filosofía moral, para poner a ésta en pie de igualdad con la física o las matemáticas, es decir, con las ciencias en sentido estricto. De ahí su recurrente invitación a proceder como lo hacen los químicos y realizar en cuanto ello sea menester «un experimento con la razón práctica de cualquier ser humano, para diferenciar el fundamento de determinación moral —puro— del empírico, al añadir a una voluntad afectada empíricamente —v. g., a la de quien mentiría gustosamente porque puede ganar algo con ello— la ley moral como fundamento de determinación» (A 165).

eXTReMe Tracker