El Fantasma de la Ópera

Capítulo XXIV

Sigue el relato del Persa

La voz repitió con furor:

—¿Qué estás haciendo con mi bolsa?

Christine Daaé no debía temblar menos que nosotros.

—¿Conque era para coger la bolsa por lo que querías que te desatara, di?…

Se oyeron pasos precipitados, la carrera de Christine que volvía a la habitación estilo Luis Felipe, como para buscar refugio junto a nuestra pared.

—¿Por qué huyes? —decía la enfurecida voz, que la había seguido—. ¡Quieres devolverme mi bolsa! ¿No sabes acaso que es la bolsita de la vida y de la muerte?

—Escúcheme, Erik… —suspiró la joven—. Si a partir de ahora debemos vivir juntos… ¿qué puede importarle?… ¡Todo lo que es suyo me pertenece!…

Lo había dicho de una forma tan temblorosa que inspiraba compasión. La desgraciada debía emplear toda la energía que le quedaba para superar su terror… Pero no sería con este tipo de supercherías infantiles, dichas con los dientes castañeteantes, como podía sorprenderse al monstruo.

—Sabes bien que la bolsa no contiene más que dos llaves… ¿Qué querías hacer? —preguntó Erik.

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