El Fantasma de la Ópera

El descubrimiento que acabábamos de hacer nos sumió en una angustia que nos hizo olvidar todas las penas pasadas, todos nuestros sufrimientos presentes… Nuestra presente situación nos parecía excepcional al recordar que hacía tan solo unos instantes habíamos estado al borde del suicidio, pero de pronto nos quedamos horrorizados de lo que podía ocurrir. Comprendíamos ahora todo lo que había querido decir y todo lo que había dicho el monstruo a Christine Daaé, así como lo que significaba aquella abominable frase: «¡Sí o no; si es no, todo el mundo puede darse por muerto y enterrado!». ¡Sí, enterrado entre los escombros de lo que había sido la gran ópera de París!… ¿Podía imaginarse un crimen más espantoso para arrastrar al mundo en una apoteosis de horror? Preparada para la seguridad de su refugio, la catástrofe iba a servir para vengar los amores del más horrible monstruo que haya pasado sobre la faz de la tierra… «¡Mañana por la noche, a las once, último plazo!»… ¡Ah, había sabido elegir la hora!… ¡Habría mucha gente en la fiesta!…, ¡muchos seres humanos…, allá arriba…, en los luminosos pisos del palacio de la música!… ¿Acaso podía soñar un cortejo, más hermoso para su muerte?… Iba a bajar a la tumba junto con los cuerpos más bellos del mundo, adornados de toda suerte de joyas… ¡Mañana por la noche, a las once!… Volaríamos por los aires en plena representación si Christine Daaé decía: ¡No!… ¡Mañana por la noche a las once!… ¿y cómo no iba Christine Daaé a decir que ¡No!? ¿No preferiría acaso casarse con la misma muerte antes que con aquel cadáver viviente? ¿Ignoraba o no que de su respuesta dependía la suerte de muchos seres humanos?… ¡Mañana por la noche, a las once!…

eXTReMe Tracker