El Fantasma de la Ópera

—¿Ni siquiera cuando va a su palco?

—Jamás lo hemos visto en su palco.

—Entonces, alquílenlo.

—¡Alquilar el palco del fantasma de la ópera! Bien, señores, inténtenlo ustedes.

Después de lo cual salimos los cuatro del despacho de dirección. Richard y yo jamás nos habíamos «reído tanto».










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