La señorita Barry se quedó más de un mes. Era una huésped mucho más agradable que de costumbre, pues Ana la mantenía de buen humor. Llegaron a ser grandes amigas.
Cuando partió, dijo:
- Recuerda, Ana, cuando vayas a la ciudad debes visitarme, y te alojaré en mi mejor cuarto de huéspedes.
- La señorita Barry es un alma gemela, después de todo – confió Ana a Marilla –. No parece serlo al mirarla, pero así es. Uno no puede verlo en seguida como en el caso de Matthew, pero con el tiempo se llega a descubrirlo. Los espíritus gemelos no escasean tanto como yo creía. Es fantástico descubrir todo lo que hay en el mundo.
Una buena imaginación se equivoca