Ana de las Tejas Verdes

Éstas, realmente, han desaparecido, y la gente es lo suficientemente amable como para decirme que ahora mi cabello es castaño rojizo; todos menos Josie Pye. Ayer me dijo que sinceramente cree que está más rojo que nunca, o que por lo menos mi vestido negro hace que lo parezca. Y me preguntó si las personas que tienen cabello rojo alguna vez se acostumbran a él. Marilla, casi me he decidido a renunciar a mis intentos para hacer que me guste Josie Pye. He hecho lo que llamaría un esfuerzo heroico para lograrlo, pero Josie no quiere ser agradable.

- Josie es una Pye – exclamó Marilla secamente –, de manera que no puede evitar ser desagradable. Supongo que la gente de esa clase servirá para algo, pero debo admitir que sé tanto de ello como de la utilidad del cardo. ¿Se dedicará Josie a la enseñanza?.

- No, regresará a la Academia el año próximo. Y también lo harán Moody Spurgeon y Charlie Sloane. Jane y Ruby van a enseñar, y ambas han conseguido colegios; Jane en Newbridge, y Ruby en un lugar del oeste.

- Gilbert Blythe también lo hará, ¿no es cierto?.

- Sí – respondió Ana brevemente.

- ¡Qué chico tan guapo! – dijo Marilla abstraídamente –. Lo vi en la iglesia el domingo pasado y parece tan alto y varonil. Se parece muchísimo a su padre cuando tenía su edad. John Blythe era un muchacho muy atractivo. Éramos muy buenos amigos, él y yo. La gente decía que era mi pretendiente.

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