Mistral, viento caza-nubes,
mata-penas, barre-cielos,
rugidor, ¡cómo te amo!
¿No somos tú y yo de un mismo regazo
primogénitos, a un mismo destino
eternamente abocados? 55 >>
Por resbaladizos caminos rocosos
corro bailando hacia ti,
bailando, mientras tú silbas y cantas:
Tú que, sin barco ni remo,
como el más libre hermano de la libertad
saltas sobre mares agitados. 56 >>
Apenas despierto oí tu llamada,
me lancé a los acantilados,
al amarillo muro junto al mar.
¡Salve! Ya llegabas tú, cual clara
diamantina catarata,
vencedor desde las montañas. 57 >>
Por llanas eras celestes
vi tus potros correr,
vi el carro que conduces,
vi tu mano contraerse
al descargar la fusta como un rayo
sobre las ancas de los potros. 58 >>
Del carro te vi saltar.
y aún más veloz descender.