¡Qué pronto
engulle el abismo
a quien aquà quiere descender!
—Pero tú, Zaratustra,
¿amas todavÃa, como el abeto,
el precipicio?— 102 >>
Se enraiza el abeto
allà donde la propia roca estremeciéndose
mira al abismo —,
se detiene ante precipicios
donde todo en torno
quiere caer:
entre la impaciencia
de avalanchas, de arroyos despeñados,
pacientemente aguanta, tenaz y silencioso,
solitario… 103 >>
¡Solitario!
¿Quién se arriesgarÃa
a ser huésped aquÃ,
a ser tu huésped?…
Un ave de presa tal vez
se colgarÃa con gusto
maliciosa del pelo
del que soporta con firmeza,
con locas carcajadas,
carcajadas de ave de presa… 104 >>
¿A qué tanta firmeza?