AquÃ, donde entre mares surgió la isla
como un ara de ofrenda inesperada,
aquÃ, bajo un negro cielo
enciende Zaratustra sus fuegos que se elevan, —
señales de fuego para naves perdidas,
signos de interrogación para quienes tienen respuesta… 114 >>
Esta llama de vientre blanquecino
—dirige su avidez hacia heladas lejanÃas,
alza el cuello hacia más puras alturas—
serpiente erguida de impaciencia:
Este signo he colocado ante mÃ. 115 >>
Mi propia alma es esta llama:
insaciable de nuevos horizontes,
asciende, asciende su silencioso ardor.
¿Por qué huyó Zaratustra de hombres y animales?
¿Por qué escapó súbito de toda tierra firme?
Seis soledades conoce ya —,
pero incluso el mar no fue para él bastante solitario,
la isla le permitió ascender, se hizo llama sobre el monte,
tras una séptima soledad