Cuando Teresa de la Parra publicó esta primera y gran novela, Ifigenia, estaba muy lejos de sospechar que esa obra la iba a convertir en la escritora más importante que ha dado al mundo Venezuela, y en una de las autoras más relevantes del pasado siglo en lengua castellana.
Ifigenia fue un tÃtulo puesto in extremis, justo antes de que la novela se publicara. Inicialmente Teresa de la Parra la habÃa titulado Diario de una señorita que escribió porque se fastidiaba. Y ese fastidio, ese aburrimiento era el de una joven educada en ParÃs que de regreso a su tierra natal, Venezuela, topa con una sociedad que no le permitÃa expresar sus ideas ni elegir su destino.
La crÃtica ha señalado en Ifigenia dos niveles, perfectamente complementarios: de una parte, ofrece una dura crÃtica de la sociedad de su tiempo, crÃtica que la indispuso con el entonces dictador venezolano Juan Vicente Gómez, lo que la llevó a regresar a España, donde habÃa cursado estudios; de otra parte, Ifigenia es un relato intimista, impregnado de humor y de melancolÃa, que como señaló Arturo Úslar Pietri, sólo podÃa escribirlo una mujer («Libro mujer: atractivo, oscuro, turbador», escribió Arturo Úslar Pietri en un ensayo). Un relato ágil, lleno de ritmo, plagado de ensoñaciones y anhelos, de decepciones y esperanzas.