CALICLES — SÓCRATES — QUEREFÓN — GORGIAS —PÓLUX
CALICLES. —DÃcese comúnmente, Sócrates, que a la guerra y al combate es donde es preciso llegar asÃ, tarde.
SÓCRATES. —¿Es que, como suele decirse, hemos llegado después de la fiesta, y por tanto demasiado tarde?
CALICLES. —SÃ, y después de una magnÃfica fiesta. Porque Gorgias, hace apenas un momento, estaba diciéndonos muchas y muy bellas cosas.
SÓCRATES. —Querefón ha sido la causa de nuestro retraso, Calicles, obligándonos a detenernos en la plaza.
QUEREFÓN. —No hay nada perdido, Sócrates; porque en todo caso yo lo remediaré. Gorgias es mi amigo, y si quieres, repetirá ahora mismo lo que haya dicho; y si lo prefieres, quedará aplazado para otra vez.
CALICLES. —¡Pero qué! Querefón, ¿desea Sócrates oÃr a Gorgias?
QUEREFÓN. —Precisamente hemos venido a eso.
CALICLES. —Pero cuando quiera que queráis venir a mi casa, en la que Gorgias se hospeda, él os expondrá su doctrina.