Los Tigres de Mompracem

XX. A traves de la selva

El espanto que experimentaron los soldados al ver aparecer al temido pirata fue tal, que ninguno pensó en hacer uso de las armas.

Cuando, repuestos de la sorpresa, quisieron tomar la ofensiva, era demasiado tarde.

Los dos piratas, sin hacer caso de las notas de trompeta que salían de la quinta ni de los disparos de los soldados esparcidos por el parque, se perdieron en la espesura de la maleza.

Corriendo a toda velocidad llegaron en menos de dos minutos a lo más espeso del bosque.

Los soldados del invernadero se lanzaron fuera gritando a voz en cuello y haciendo fuego en medio de los árboles.

Los de la quinta sospecharon que sus compañeros habían descubierto al Tigre de la Malasia, y corrían hacia la empalizada.

—¡Demasiado tarde, queridos míos —dijo Yáñez—, llegaremos nosotros primero!

—Entremos al bosque, allí les haremos perder nuestro rastro.

La selva estaba a dos metros de distancia. En ella se ocultaron.

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