Partiendo de semejante escenario, la fecha de nuestro relato se remonta a los últimos años del reinado de Ricardo I, cuando sus afligidos vasallos tenÃan más deseos que esperanzas de su regreso a Inglaterra. Largo resultaba el cautiverio del rey, y sus fieles vasallos se veÃan sometidos a una férrea opresión. Los nobles, cuyo poder se habÃa acrecentado de forma extraordinaria durante el reinado de Esteban, y a los cuales la prudencia de Enrique II habÃa impuesto cierta sumisión, recobraron y aumentaron después su predominio; y no satisfechos con menospreciar la autoridad cada vez más debilitada del Consejo de Estado inglés, se preocupaban solamente de fortificar sus castillos y ensanchar sus dominios aumentando el número de sus súbditos. SometÃan a vasallaje a sus vecinos y consolidaban su poder por cuantos medios estaban a su alcance, con el fin de hacerse lo suficiente fuertes para intervenir en los al parecer inminentes disturbios internos.