Caballeros con séquito de escuderos, con libreas llamativas y original atuendo, mientras uno sostiene el casco, el segundo lleva la lanza y un tercero la reluciente adarga. Incansable el corcel hiere el suelo, resopla, babea espuma y muerde el freno dorado. Herreros, armeros y palafreneros cabalgan con limas en las manos y al costado martillos, clavos para las lanzas y para los escudos correas. En las calles, formados estaban los guardias del rey, mientras los payasos, con garrotes, acudÃan corriendo.
JOHN DRYDEN: Palamón y Arcite.
El estado de la nación inglesa en aquella época era muy cercano a la miseria. El rey Ricardo se hallaba preso en un paÃs extranjero, bajo el poder del pérfido y cruel Duque de Austria. Incluso el lugar exacto de su cautiverio y el destino a que estaba sometido eran ignorados por sus súbditos, los cuales, al mismo tiempo, estaban sometidos a la más vil opresión.