En su cuarto combate, contra Grantmesnil, el Desheredado dio muestras de tanta cortesÃa como anteriormente las habÃa dado de valor y habilidad. El caballo de Grantmesnil, joven e inquieto, se desvió durante el curso de su carrera perjudicando la punterÃa de su jinete. El Desheredado no quiso aprovechar la ventaja que este accidente le proporcionaba y levantó su lanza, mientras pasaba junto al caballero sin tocarle. Volvió grupas hasta el lugar de la palestra que le pertenecÃa, ofreciendo a su rival por medio de un heraldo la oportunidad de un segundo encuentro, gentileza que Grantmesnil declinó, declarándose vencido tanto por la cortesÃa como por la destreza de su oponente.
Ralph de Vipont aumentó la lista de triunfos del forastero; fue derribado con tal fuerza, que la sangre manó de su boca y narices, y fue retirado de la palestra sin conocimiento.
Las aclamaciones de miles de presentes dieron sobrada fe de su entusiasmo, al ser proclamado que por unanimidad del prÃncipe y los mariscales de campo, el honor de la jornada era asignado al Caballero Desheredado.