Alrededor de las diez, toda la pradera se veÃa poblada con hombres y mujeres a caballo y a pie, apresurándose hacia el torneo y, poco después, una gran diana floreada anunció la llegada del prÃncipe Juan y su cortejo, formado por los caballeros que merecÃan participar en el combate y por otros que carecÃan de esta intención.
Casi al mismo tiempo llegó Cedric el Sajón con lady Rowena, sin la compañÃa de Athelstane. Dicho noble habÃa embutido su voluminosa persona en una armadura para formar entre los combatientes y, con gran sorpresa de Cedric, se habÃa alistado en el bando del caballero templario. Los dos habÃan discutido largamente esta insensata elección, pero el sajón tan sólo recibió las vagas razones que dan por costumbre los que están más emperrados en hacer su capricho que en justificarlo.