Al amanecer, el caballero partió con la intención de hacer una larga jornada, ya que en la precedente habÃa ahorrado al máximo las fuerzas de su caballo, y ello le permitÃa ahora viajar sin necesidad de mucho reposo. Sin embargo, sus intenciones se vieron frustradas debido a lo retorcido de los atajos que tomó, asà que hacia el atardecer aún no habÃa sobrepasado los lÃmites de Yorkshire. Entonces, tanto el jinete como el caballo necesitaban reposo y además se hacÃa imprescindible buscar un sitio donde pasar la noche que se echaba encima.