Ivanhoe

XVIII

¡Adelante! Nuestra jornada se desliza entre barrancos, donde el cervatillo, apocado, corre junto a su madre; donde el roble, ancho e inmenso, con sus ramas intercepta el sol sobre el verde césped. ¡Arriba! ¡Adelante! Deliciosos senderos para caminar cuando llamea el sol.

Etterick Forest.

Cuando Cedric el Sajón vio caer sin sentido a su hijo en el torneo de Ashby, su primer impulso fue ordenar a sus sirvientes que cuidaran de él. Pero se le hizo un nudo en la garganta. Le faltó empuje para reconocer delante de tanta gente al hijo repudiado y desheredado. Sin embargo, ordenó a Oswald que no le perdiera de vista y le dio instrucciones para que, junto con dos de sus siervos, llevaran a Ivanhoe a Ashby tan pronto como la muchedumbre se hubiera dispersado. En efecto, la multitud se dispersó, pero el caballero no aparecía por ningún lado.




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