Leer online Ivanhoe

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XXIII

Si mi palabra no os conmueve, y vuestro pecho helado no puede ser ablandado, como soldado os deberé cortejar y aun pese al mismo amor.

SHAKESPEARE: Los dos hidalgos de Verona.

La habitación en que lady Rowena había sido confinada reunía algunos bastos requisitos ornamentales y de magnificencia. El haber sido alojado allí se podía considerar como una muestra de respeto que les fue negada a los otros prisioneros. La estancia había sido amueblada anteriormente para la esposa de Front-de-Boeuf, pero como había fallecido hacía tiempo, la polilla, ayudada por la negligencia, se había amparado en los ornamentos de buen gusto con que la habían decorado. La tapicería se había deteriorado, perdiendo la viveza de los colores por los efectos de la luz solar y por el paso del tiempo. Aunque desolada, era ésta la pieza del castillo que se había juzgado más apropiada para acomodar a la heredera sajona, y allí fue abandonada para que meditara sobre su suerte hasta que los actores de aquel drama nefasto se hubieran distribuido los diferentes papeles que en él tenían que desempeñar. La medida había sido adoptada en una reunión que sostuvieron Front-de-Boeuf, De Bracy y el templario. Se produjo un apasionado y largo debate sobre las ventajas que cada uno de ellos debía obtener en aquella audaz empresa, y al fin resolvieron la suerte de sus infelices prisioneros.

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El anticuario El Monasterio Ivanhoe

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