—Bendito seáis vos y vuestras pocas gotas que salpican —replicó De Bracy—. Pero esta damisela ha derramado suficientes lágrimas como para extinguir una hoguera. Nunca se han visto tales retorcimientos de manos ni ojos tan inundados desde los dÃas de santa Niobe, de la cual nos hablaba el prior Aymer. Un verdadero diablo lÃquido se ha posesionado de la hermosa sajona.
—Una legión de demonios se han posesionado del pecho de la judÃa —replicó el templario—; porque no creo que uno solo de ellos, aunque se tratara del mismÃsimo Apollyon, sea capaz de inculcar tal indomable orgullo y resolución.
—Pero ¿dónde está Front-de-Boeuf? El clamor del cuerno va en aumento.
—Está negociando con el judÃo, según creo —replicó frÃamente De Bracy—; seguramente los chillidos de Isaac ahogan el clamor del cuerno de caza. Debéis saber, señor Brian, que un judÃo que se separa de sus riquezas y en condiciones parecidas a las de nuestro amigo, es capaz de dar gritos más potentes que el estruendo de veinte cuernos y trompetas. Tendremos que mandar a los criados que le llamen.
Muy pronto se les unió Front-de-Boeuf. que habÃa sido interrumpido en su cruel ocupación, aunque se habÃa entretenido en su camino para dar algunas instrucciones.