—Y al mismo tiempo —dijo Locksley—, sitiaremos la plaza tan estrechamente que ni una mosca podrá salir con noticias de él. Asà que, mi buen amigo —continuó dirigiéndose a Wamba—, puedes asegurar a estos tiranos que cualquier acto de violencia que cometan contra las personas de sus prisioneros recaerá severamente y sin compasión sobre ellos mismos.
—Pax vobiscum —dijo Wamba, que ya se habÃa endilgado su disfraz de religioso. E imitando el solemne y envarado porte de los frailes, partió para llevar a cabo su misión.