De todas formas, Rotherwood no carecÃa de defensas; carecer de ellas era un lujo que ninguna casa importante podÃa permitirse en aquel perÃodo plagado de disturbios. Por otra parte, no podÃa correr el riesgo de encontrarse derruida e incendiada antes de que llegara la aurora. Un foso profundo, lleno de agua procedente de un arroyuelo cercano, circundaba toda la construcción. Una doble empalizada de afilados palos procedentes del bosque vecino, protegÃa ambas márgenes del foso. Una entrada en la parte occidental de la empalizada, abierta en su parte exterior, comunicábase con otra similar de la parte interior por medio de un puente levadizo. Se habÃan tomado las debidas precauciones para que dichas entradas estuvieran protegidas en sus ángulos por salientes, desde los cuales podÃan fácilmente defenderlas los ballesteros y honderos.
Antes de entrar, el templario hizo sonar su cuerno de caza con estruendo, ya que la lluvia, cuya amenaza se habÃa anunciado largamente, habÃa empezado ahora a caer con gran violencia.