Aquellos hombres, que al igual de muchos de su condición, amaban la aventura y detestaban la inacción, acudieron alegremente a los lugares de peligro tal como se les habÃa mandado. De aquel modo Ivanhoe pasó a los cuidados de Urfried o Ulrica. Pero ésta, cuyo cerebro hervÃa con los recuerdos de los insultos y las esperanzas de venganza, no tardó en traspasar de buena gana a Rebeca el cuidado del enfermo.