—¡Stephen, Saint-Maur! ¡Clement y Giles! ¡Me estoy abrasando! ¡Rescatadme, rescatadme, bravo De Bracy, valiente Bois-Guilbert! ¡Es Front-de-Boeuf quien os llama! ¡Es vuestro amo, escuderos traidores! ¡Vuestro aliado, vuestro hermano de armas, perjuros y descreÃdos caballeros! ¡Caigan sobre vuestras cabezas todas las maldiciones que merecen los traidores, ya que dejáis que muera tan miserablemente! No me oyen, no pueden oÃrme, mis voces pierden en el estruendo de la batalla. El humo se hace cada vez más espeso, el fuego ya ha prendido en el piso inferior. ¡Una bocada de aire fresco, aunque sea al precio del aniquilamiento instantáneo!
Y en el loco frenesà de la desesperación, el condenado maldecÃa a todo el mundo; blasfemaba contra sà mismo, contra la humanidad y contra el mismo cielo.